La perfección y la destrucción dependen de nosotros.
Específicamente de nuestra mente. Un pensamiento negativo afecta la salud, el
humor, nuestras relaciones y son muchas veces la diferencia entre un día feliz
y uno horrible.
Últimamente me ha pasado. Desde que el Sr. A cambió de
ciudad, yo tuve que renunciar a mi trabajo para poder estar con él. He vivido
días en los que no quiero salir de mi cama porque tengo miedo; porque pienso
que soy un fracaso; porque me da miedo el futuro; porque estoy gorda y por esto
y por aquello. Me es muy complicado encontrar la forma para evitar que mi mente
encabece mi propia destrucción. Intenté las siguientes cinco sugerencias que me
han funcionado y por eso las quiero compartir.
1.
CREA UNA LISTA DE PENDIENTES Y CÚMPLELA
Un mal pensamiento se basa en el
miedo. Al menos para mí, el hecho de saber que tengo muchas cosas que hacer y
que no termino haciendo me crea frustración. Y de ahí, se gesta una cadena de
ideas tóxicas; de ahí nace mi estrés que luego se convierte en mal humor. Y
todo esto desencadena en una terrible discusión con el Sr. A. En conclusión, mi día se vuelve triste.
Por ello, te aconsejo que si
tienes un objetivo claro, crea pequeñas metas que te ayudarán a cumplirlo y de
ahí desglosa diariamente una lista de pendientes. Si por el contrario, no
tienes nada fijo, empieza por inventarte un hábito bueno. Yo elegí escribir,
aprender a cocinar, leer todos los días y hacer ejercicio. Por lo general,
trato de cumplir con todo. Cada vez que tachas un pendiente de una lista, tu
mente experimenta la sensación de haber logrado algo y si realizas eso todos
los días, será menos probable que tu fábrica interna de pensamientos malos
empiece a trabajar.
2.
MEDITA Y COLOREA
Sé más que nadie que cumplir con
una lista de pendientes a veces no es suficiente porque influye mucho el estado
de ánimo. Por eso me gusta mucho meditar. No soy ninguna experta, pero lo que
me ha funcionado es sentarme en el mat, cerrar los ojos y concentrarme en mi
respiración. Mi mente está acostumbrada a crear pensamientos a cada segundo y
es muy cansado. Cuando medito, imagino que todos esas ideas acumuladas salen de
mi cabeza en forma de pelotas. Vuelan por el mundo y mi mente se vuelve más
ligera. Hacer esto funciona a cualquier hora y lo recomiendo mucho.
Las mujeres tendemos a pensar más
de la cuenta. A darle vueltas y vueltas a una situación y vivir imaginariamente
en escenarios totalmente alejados de la realidad. Como consecuencia, terminas
mareada de tus propias ideas, y por ende, estresada. Yo reconozco que soy capaz
de vivir un infierno en mi cabeza y no me doy cuenta hasta que lo digo en voz
alta y concientizo lo insensato que parece, pero ya creé en mi cuerpo
sustancias dañinas generadas por una preocupación innecesaria.
Es por esto que empecé a leer a
Ana Bolena (Alas de Orquídea) y seguirla en su Instagram. Se especializa en
ayudarnos a encontrar el balance entre nuestro cuerpo, mente y espíritu.
Comparte meditaciones y lecturas que me han ayudado mucho.
Un ejercicio muy relajante es
colorear. Es creativo y es una meditación también. Recomiendo que mientras
colorees, escribas todo lo que venga a tu mente y verás de manera muy clara
todos los pensamientos que brotan de ti. ¿Son positivos? ¿Negativos? Lo que
vale la pena es que veas cómo te estás sintiendo la mayoría del tiempo.
3.
NATURALEZA
Yo vivo en Puebla desde hace
algunos meses. He descubierto que cuando tengo un mal día y veo los volcanes
Popocatépetl e Iztaccíhuatl en un atardecer, me doy cuenta que mis pensamientos
se esfuman. Eso pasa porque de alguna manera concientizo que hay algo más
grande, bello y abrumador que las tonterías que pasan por mi mente. Por ello,
te recomiendo que intentes ver un amanecer, una bonita vista en un cerro o
montaña, un atardecer, el mar, ve al parque, observa una flor, ve a un jardín.
Lo que sea. La naturaleza es parte de nosotros, es nuestro hogar y entre más
consciente estés de ello, más serenidad percibirás.
4.
HAZ EJERCICIO
Una de las mejores terapias que
me han funcionado es hacer deporte porque trae cambios positivos tanto físicos
como mentales. Cuando ejercitas, entrenas a tu mente a poder hacer más, poder
hacer mejor. También aprendes a valorar más tu cuerpo y todo lo que puedes
hacer con él. Al concluir tu ejercicio, siempre manifiestas agradecimiento.
Just do it.
5.
COME SALUDABLE
Yo más que nadie soy amante de la
comida chatarra. Me encantan los dulces, la pizza, las papas, las hamburguesas
y todo eso. Sin embargo, muchas veces cuando me siento mal y como porquerías,
termino sintiéndome peor. Tal vez no en el momento exacto, pero sí 20 minutos
después de haber comido. Con este consejo no digo que te pongas a dieta; sino que
elijas mejor los alimentos. Por ejemplo, una cena pesada nos dificulta poder
dormir bien al contrario que una cena ligera como una ensalada. Disfrutar no
quiere decir que algo deje de ser importante; más bien, al contrario, es vivir
algo con importancia. Así debemos comer.
Estos consejos son los más
sencillos y clásicos del mundo. Te recomiendo que el día que mantengas un
diario para que documentes tu estado de ánimo cuando sigues estos consejos y
verás cuánto vale la pena.