Tomé esta foto un jueves y recuerdo que estaba contenta. No
sé exactamente qué fue lo que me llamó la atención si el atardecer o la rueda.
Supongo que las dos en su justa medida.
Todos dicen que la vida es una rueda de la fortuna porque a
veces estás arriba, lo cual, según esto es bueno y, a veces estás abajo. Es
decir, cuando no te va muy bien. Pero yo difiero con esta lógica.
Me subí a la rueda de la fortuna y cuando estuve arriba
tenía mucho miedo de caerme o de que temblara. Cuando estuve abajo me sentí muy
segura. Cuando en tu vida, empiezas a
sentir que estás arriba de todo, creo que no es muy bueno porque pierdes nivel,
realidad y perspectiva. Por ello, la caída puede ser letal.
Cuando todo el tiempo en tu vida estás abajo, significa que
no sales de tu zona de confort y que cualquier impulso hacia arriba puede hacer
que mueras, pero no por la caída; sino por el miedo. Sin embargo, lo chistoso
es que cuando decides subir y subir y vuelves a bajar, te conviertes en alguien
más. Abajo ya no encontrarás tu zona de confort sino lo que en realidad eres.
Te asumes.
Por ello, en mi paseo, descubrí que la verdadera lógica de
la rueda de la fortuna no es ni el dinero ni la felicidad ni la tristeza y
mucho menos la desdicha; sino el cambio. La vida es adaptarse aunque estés
arriba o abajo.
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